Desde Llucmajor hasta lo más alto del podio mundial en vela, Marta Cardona Alcántara (2005) representa una nueva generación de regatistas españoles con hambre de gloria y una madurez poco común para su edad.
Con apenas 19 años, esta joven mallorquina se ha convertido en campeona del mundo y de Europa en la clase 470 mixto junto a Jordi Xammar, uno de los referentes históricos de la vela española.
Su próxima gran meta: los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.

Pero para entender a Marta hay que empezar por su origen. Llucmajor, su pueblo natal, no es ajeno al mar, pero tampoco es un lugar donde abunden los campeones mundiales.
Allí creció rodeada de familia, valores firmes y una comunidad que ha seguido de cerca cada paso de su ascenso. Fue en esas primeras salidas al mar con el Club Náutico S’Arenal donde comenzó a forjarse su vínculo con el viento y las velas.
Su paso por las clases Optimist y 420 fue tan precoz como prometedor, aunque ni ella misma imaginaba entonces lo que vendría después. Cardona ha demostrado que el talento, si se combina con disciplina, puede abrirse camino incluso en un deporte tan exigente como la vela olímpica.
Después de un ciclo en el que intentó competir en 49er FX, el destino la llevó a encontrarse con Jordi Xammar, un veterano del mar que, tras la decepción de París 2024, encontró en la joven de Llucmajor una nueva motivación.
Lo que empezó como una apuesta arriesgada, se ha consolidado en tiempo récord como una de las parejas más competitivas del panorama internacional.

En su entorno, nadie se sorprende por sus logros. “Siempre ha sido muy centrada, con los pies en el suelo”, comentan desde su círculo más cercano. La suya es una historia de constancia silenciosa, de entrenamiento diario y sacrificios tempranos. Pero también es la historia de una joven que nunca ha perdido el contacto con sus raíces.
Aunque pasa gran parte del año entrenando fuera de la isla o compitiendo por Europa, Llucmajor sigue siendo su punto de equilibrio. Allí regresa cada vez que puede para reencontrarse con su gente y con ese mar que un día le enseñó a soñar.
Más allá de las medallas, Marta representa una generación que empieza a redefinir el deporte español. Mujer, joven y mallorquina, su figura rompe moldes y abre caminos.
“Quiero aprovechar esta oportunidad al máximo, sin dejar de ser yo misma”, ha dicho en más de una ocasión.
Lo cierto es que lo está haciendo, con la serenidad de quien sabe que su carrera apenas comienza, pero también con la determinación de quien ha decidido dejar huella. Con Los Ángeles 2028 en el horizonte, y la vista puesta también en los Juegos de Brisbane 2032, Marta Cardona ya no es solo una promesa: es una realidad que nace del viento de Llucmajor, de la constancia de una familia que siempre la ha apoyado y de un amor inquebrantable por el mar.

